Entre el silencio se mueve sigiloso, al compás de un caballo galopando a través del viento, fugitivo de sentimientos y momentos, preso del verso de un pasado en un tiempo irreal. Sueña con las yemas de los dedos, acariciando cada instante, formando así el viaje sin retorno al subconsciente de un amanecer que le ata y le mantiene en vida. Sus heridas escondidas y en su mirada la inocencia de aquel que siente por primera vez. Bajo una cálida brisa de verano, embriagado por las teclas de un piano desgastado, nunca antes tocado, camina errante intentando dejar huella. Y en las estrellas el destino de aquel cuento amañado, el fugaz recuerdo de un abrazo atrapado, el silencio de un paraje desolado.
