Solo, absorto en el rostro del monstruo que le acecha como un lobo aullándole a la noche sin estrellas, buscando la esperanza muerta en los suspiros de adivinanzas sin respuesta. Inquieto en la tormenta, se acerca y se estampa contra la realidad de un gesto incrédulo. Camino incorrecto, desafío adverso en el olvido renaciendo de las llamas, ave fénix que a falta de alma dibuja miradas sobre las hadas de un bosque encantado, trazando ralladas sobre la reflexión de un flexo desgastado. Expresión de religión sin don, sin sendero, un paradero difuso, recluso de su mismo ser, se evade del mundo sin querer, un subconsciente perdido en esta mente sin espíritu, la demencia de una guerra interna, la furia de la quimera que le derrota, el ahogo en el silencio del precipicio sin destino, el miedo del olvido en la alquimia de un paraje vacío.
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